¿Qué significa
ser feliz? ¿Cómo llegamos a ser felices? ¿Quién influye en
nuestra felicidad? Estas son algunas de las muchas preguntas que nos
hacemos los adultos acerca de la felicidad, no solo para poder llegar
a ella sino para poder transmitirles las “respuestas” a los niños
que forman parte de nuestras vidas.
Antes de leer el
libro de “Mi Niño Feliz” mis respuestas fueron un poco confusas:
“significa sentirse satisfecho con todos los logros personales”
“luchando para alcanzar lo que queremos” “todo quien tenga
contacto conmigo en el presente”. Al terminar el libro me di cuenta
que, tanto las respuestas de estas preguntas como de otras, se pueden
resumir en el AUTOESTIMA. En el valor de sí mismo, que se desarrolla
a lo largo de la vida donde influyen todos los que tienen y han
tenido contacto con uno.
Pero entonces se
formulan nuevas preguntas: ¿cómo logramos llegar a un autoestima
alto que nos pueda influenciar en ser felices o no? Gracias a este
libro, no solo podemos entender cómo llegamos a tener un alto
autoestima, sino más importante aún, entendemos cómo podemos
influenciar en otros para que lleguen a la felicidad sin sentir
barreras.
A continuación
se responden cuatro preguntas que consideré abarcaban el tema según
un enfoque para maestras, porque además de los padres, nosotras
también somos parte de los niños que van a nuestras aulas.
El niño cuando
nace no se diferencia de su madre sino hasta los dos años y medio
donde se identifica como un individuo separado de ella. Una vez que
se sepa diferente a su madre y a los demás, reconoce qué es de él
y qué no lo es. Paralelamente recibe mensajes de quienes están a su
alrededor por medio del contacto físico, la satisfacción de sus
necesidades, los tonos de voz cuando le hablan y las expresiones
faciales. (Corkille, 1983). Estas primeras experiencias que tiene el
niño son esenciales para que él se sienta querido, valorado e
indispensable como individuo en su entorno. Luego, cuando comienza a
entender la palabra, éstas también influirán en las “impresiones
tempranas de sí mismo” (Corkille, 1983) sin dejar atrás a las
anteriormente nombradas.
Es importante
saber que los espejos no siempre reflejan mensajes positivos, también
reflejan mensajes negativos que pueden perjudicar fuertemente el
desarrollo del auto-concepto del niño. Cuando estos mensajes
negativos son más frecuentes y más intensos, se ve afectado el
auto-concepto del niño y éste, en vez de pensar que esos mensajes
están equivocados, comienza a dudar de sus habilidades y capacidades
e incluso pensar que no merece ser querido por sentirse no capaz al
no llenar las expectativas de los demás.
Según Craig
(2002) el niño, a medida de que crece, va creando un auto-concepto
cada vez más parecido a la realidad y más estable en su interior
porque conoce mejor sus habilidades y sus limitaciones, logrando
entonces partir de esto para organizar su comportamiento. Pero ese
“parecido a la realidad” se ve influenciado con lo que nuestras
personas más apegadas piensan de nosotros y lo demuestran. Si mi
mamá, la persona más importante de mi vida, me dice que soy
fastidioso ¿quién va a pensar que no lo soy? Si el verdadero YO no
es fastidioso, pero me lo creo, esa realidad es distorsionada y
afecta mis niveles de autoestima. Los mensajes positivos son los que
nos ayudan a formar una buena auto-imagen y todas las personas que
estén involucradas con el niño influyen notablemente.
Pienso que con
solo ver cómo los espejos nos afectan el “auto-concepto que nos
dice quiénes somos y lo que podemos hacer” (Craig, 2001) no es
difícil ver la relación que hay con el autoestima “que incorpora
un elemento evaluativo” que muestra si nos vemos bajo una luz
positiva o negativa (Craig, 2001).

“
Cuanto más
gusta (un niño) de su auto-imagen, mayor es su autoestima”
(Corkille, 1983) La autoestima alta, sin llegar a ser pretenciosos,
nos ayuda a actuar con mayor seguridad, reconociendo qué somos
capaces de hacer y qué no somos capaces de hacer para poder pedir
ayuda y por lo tanto desarrollar la autonomía de la manera más sana
posible. Se trata de poder tomar nuestras propias decisiones y pensar
por nosotros mismos (Guía Práctica 1984) Sin duda, nuestra conducta
está basada en nuestro autoestima, porque refleja seguridad y
confianza en uno mismo.
En el Preescolar
Mi Niño Simón, me encontré con dos casos contrarios que me
gustaría comentar. El primero es Bryan, quien frecuentemente
describía sus planes espontáneamente con orgullo de ser
innovadores, inventaba juegos como “el mundo al revés” cuando
pintaba el sol verde y el árbol amarillo, participaba activamente en
actividades grupales dando opiniones y aceptando los de los demás
respetando las normas. Siempre estaba satisfecho con lo que hacía y
esto mostraba la positividad de los espejos que los rodeaban,
probablemente no solo con su mamá y su papá, sino en la mayoría de
sus entornos (escuela, vecindarios, amigos, etc). Se veía un alto
autoestima y por consiguiente un alto nivel de autonomía.
Por el contrario,
Anthony no mostraba la misma seguridad que Bryan, no era
participativo en las rondas, cuando se le daba la palabra no quería
hablar y bajaba la cabeza, en muchas ocasiones decía que no sabía
hacer alguna de las actividades que se le proponían y la mayoría de
las veces iba al Espacio que no se había llenado. Aquí se puede ver
un niño poco seguro de sus acciones con miedo de “fallarle” a
alguien, bien sea a la maestra, a sus amigos o a sus propios padres.
Su comportamiento en el aula es una muestra de una negatividad en los
espejos que lo rodean.
Corkille (1984)
nos nombra la autoestima dándonos siempre una clave diferente que
nos acerca más a su significado:
– La autoestima
elevada “no proviene de la adulación (…) proviene de las
reflexiones positivas que se hagan en torno al niño” (Pág. 31)
– La autoestima
es: “la visión que de sí mismo tiene cada niño” “Es el
producto de la corriente de imágenes reflejadas que le llega de
muchas fuentes” Estas imágenes “constituyen la base de la
identidad y se transforma en su auto-concepto (…)” (Pág. 36)
– “El niño
que posee respeto por sí mismo está predispuesto a transformarse en
miembro constructivo de la sociedad” (Pág. 43)
– “La baja
autoestima constituye un obstáculo para la felicidad por cuanto
impide los compromisos sin conflictos” (Pág. 44)
– “Las
máscaras se emplean para ocultar un “yo sin valor” (Pág. 52)
– “Sentirse
digno de ser amado reside en que la confianza en su propia persona
permite al jovencito aceptar su falta de ciertas habilidades sin
peligro para su autoestima” (Pág. 57)
– “El
autoestima no es inamovible, pero tampoco resulta fácil modificarla”
(Pág. 55)
– “La baja
autoestima se encuentra ligada con el planteo a uno mismo de
exigencias imposibles” (Pág. 57)
– Los niños
que cuentan con un autoestima alto cuentan con ser futuros “adultos
seguros de sí mismos y dotados con el valor que da la confianza en
las propias convicciones” (Pág. 70)
– “La alta
autoestima está directamente relacionada con la capacidad de
mantenerse abierto a toda reacción interna” (Pág. 99)
Considerando
estas citas del libro se puede resumir la autoestima en: un juicio de
valor que uno le da a la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Formada desde el nacimiento por los mensajes de cariño o rechazo que
recibimos día a día por todo aquel que nos rodea. Cuando abundan
los mensajes positivos, el autoestima es elevada, logrando así que
uno se sienta seguro y confiado de hacer, vivir y ser con plena
autenticidad. Incluye un auto-respeto que nos ayuda a no tener miedo
a los cambios, a arriesgarnos sabiendo que podemos triunfar o
fracasar, a saber que no somos perfectos y que tenemos debilidades
que pueden ser fortalecidas por otros sin que nos afecte nuestra
integridad como personas. Se trata de una paz interior y una salud
psicológica al responder la pregunta “¿quién doy?” Una alta
autoestima es la clave para SER FELIZ.
Mi papá es el
primer ejemplo que se me viene a la mente cuando pienso en un
autoestima sano. Primero, considero que se trata de una persona que
tiene un auto-respeto impresionante y se hace respetar porque
demuestra su honestidad y determinación ante todo lo que se propone
y quiere, no solo para él, sino también para su familia. Muestra
seguridad ante toda situación, frente a quien sea y en la situación
que sea. Toma riesgos que considera que pueden llevarlo a triunfar,
pero si no lo logra mantiene su cara en alto e intenta de nuevo
repasando sus errores, aceptándolos y tratando de no volverlos a
cometer.
Es capaz de
ayudar y aceptar ayuda cuando la necesita. Mantiene en pie a una
familia de 14 personas incluyendo esposa, hijos, yernos y nietos,
logrando una conexión entre todos basada en amor positivo. Aquí se
ve un compromiso con personas sin conflictos. Como toda persona con
un autoestima sana, experimenta todo tipo de emociones y las expresa
con autenticidad bien sea la tristeza, la alegría, la rabia o la
frustración. Yo pienso que toda persona que tenga una autoestima
alto es capaz de mantener relaciones y depender de ellas para
momentos en donde tenga un momento difícil en la vida. Para mi papá
esa figura es, sin duda, mi mamá.
Por el contrario
conozco alguien apegado a mi que considero tiene una muy baja
autoestima. Tiene miedo a los cambios, pareciera nunca viviera en el
presente sino en el pasado o en el futuro, pensando que mañana será
mejor sin tomar acciones al respecto. Nunca consolidó una relación
de pareja lo que le causa frustración haciéndole pensar que no
merece el amor que alguien pudo darle en algún momento. Siempre ve
las cosas negativas sin darse cuenta de que muchos la quieren.
Catalá (2202)
nos afirma que “toda persona es un resultado de su herencia y su
ambiente” (Pág. 83), es decir, que la carga genética y las
interacciones desde el nacimiento entre el niño y todas las personas
que la rodean, junto con la estimulación por parte de estos, van a
influenciar en cómo el niño va a llegar a ser una persona que se
desenvuelva adecuadamente como adulto.
Queda entonces
claro que si suponemos dos niños genéticamente iguales y uno es
expuesto a un ambiente sano y seguro donde sus necesidades son
satisfechas y propiciadas por aquellos que lo rodean y otro es
expuesto a un ambiente que le genere incertidumbre y ansiedad, el
desarrollo cognitivo, motor, de lenguaje e incluso socio-emocional de
ambos será diferentes, suponiendo que el que goza de un ambiente
sano y seguro tendrá un desarrollo más óptimo.
Cuando el niño
comienza a ir al preescolar, se le comienzan a presentar ciertas
situaciones desconocidas, porque cambia de ambiente, las personas
alrededor de él no son las mismas que en casa, su principal figura
de apego desaparece y la rutina cambia de cierto modo. Conociendo
esto, el maestro se convierte en el principal adulto encargado de
crear un ambiente amoroso para que aparezca un vínculo afectivo
estable y seguro entre ambos, de manera que el proceso de adaptación
no sea traumático, sino que por el contrario, sea una situación que
genere confianza y que ayude a que el desarrollo socio-emocional sea
sano.
Catalá (2005)
nos habla de la importancia del contacto físico con los niños de
forma individual, del cariño, de los besos, los abrazos y la
demostración de amor para que ellos sientan que hay alguien que los
quiere incondicionalmente y así crear vínculos afectivos. Pero esto
no es suficiente, es necesario una atención concentrada y un
compromiso directo para que el niño se sienta escuchado, se sienta
incluido en las actividades y sepa que es importante lo que dice y
hace.
Varios autores
hacen referencia al rol que debe tener el maestro dentro y fuera del
salón de clases para ayudar que el desarrollo socio-emocional de los
niños involucrados sea óptimo. Debe estar incluido el amor positivo
(Corkille, 1983) para favorecer en el desarrollo de la autoestima, la
autonomía e iniciativa, la expresión de sentimientos, la identidad
y la integración social en los niños, conociendo el importante
papel que tiene éste en el desarrollo inicial en todas estos
procesos.
Hohmann y Weikart
(2002) nos dicen que los maestros pueden brindar un mejor apoyo al
desarrollo estableciendo una “comunidad de aprendizaje segura y
reafirmante”. El maestro debe ser amable, estimular las iniciativas
del niño centrándose en sus fortalezas y no en sus debilidades,
debe relacionarse con ellos, disfrutar de sus juegos y escucharlos
con atención para hacerles sentir que sus opiniones son importantes.
Hay que darles tiempo para tomar decisiones, motivarlos, ayudarlos,
estimularlos y ofrecerles un ambiente rico en opciones.
Dodge y Colker
(1996) nos afirman que los niños desarrollan su sentido de
confianza, competitividad e iniciativa cuando los maestros toman
acciones adecuadas en diferentes aspectos, bien sea manteniendo un
horario consistente, llevando a cabo planes anunciados, haciendo
comentarios positivos acerca de lo que el niño está haciendo,
estimulándolos y valorando sus juegos, ofreciéndoles juguetes y
actividades apropiadas para sus niveles de desarrollo para que
refuercen sus habilidades y se sientan retados sin llevarlos a
frustraciones, premiar sus esfuerzos, ofrecerles ricas oportunidades
de expresarse y de explorar el entorno libremente, etc
Corkille (1983)
nos habla de “vivir el presente” y “estar por completo con el
niño” porque lo importante no es la cantidad de tiempo que uno
pase con él, sino la CALIDAD. Los maestros tenemos que ofrecerles
esa calidad siendo serenos, respetuosos y honestos en todo momento
evitando contradicciones entre la palabra y el lenguaje corporal
recordando que somos modelos permanentes. Hay que evitar los
enjuiciamientos al igual que las máscaras mostrando autenticidad en
la expresión de sentimientos. De esta manera generar un ambiente
donde los niños se sientan seguros y confiados, tomando en cuenta
que pueden no tener un clima favorecedor en casa. Debemos ser espejos
positivos para los niños y brindarles amor, confianza y seguridad
para ayudarlos a lograr cambios tan valiosos en su auto-concepto que
pueden sentar bases para una autoestima más elevada y crearles un
valor de auto-respeto que ellos se merecen.
El libro “Mi
Niño Feliz” está dedicado a padres y madres para mostrarles las
mejores estrategias y herramientas para lograr que sus hijos formen
un auto-concepto real y auténtico. Para que a lo largo de la vida
desarrollen un valor positivo hacia ellos mismos y se sientan dignos
de amor y respeto por parte de todos los que lo rodean sin importar
sus conductas, sino por el simple hecho de existir.
Nos habla de la
importancia que tiene el sentido de autoestima de todas las personas
para ser exitosos en la vida, no solo a nivel profesional, sino
también a nivel personal. Una persona con un autoestima alta es
capaz de establecerse retos y metas que puede cumplir, tener la
confianza y seguridad que se necesita para seguir adelante en todo
momento y de superarse como persona. Corkille (1984) cita a
Aristóteles con la siguiente frase: “La felicidad es estar
satisfecho consigo mismo”. Y estar satisfecho consigo mismo se
refiere a el alta autoestima que comienza a formarse desde el
nacimiento y nunca para de construirse.
Como padres, lo
que más anhelamos en la vida es que nuestros hijos sean felices y
puedan enfrentar la vida de forma autónoma y exitosa. La clave para
lograrlo es convirtiéndonos en espejos positivos y proponernos
aceptar y valorar a nuestros hijos como individuos únicos y
diferentes para que ellos se sientan bien consigo mismos y estén
contentos de ser quienes son.
Nosotras como
maestras, el día de mañana tendremos en nuestras manos a un número
de niños cuyas vidas vamos a influenciar. Por esta razón, nos
tenemos que proponer lo mismo que sus padres: que sean felices, de
manera de que el ambiente de seguridad se prolongue hasta la escuela,
para que ellos puedan expresar sus diferencias por medio de sus
gustos y su creatividad, dándoles la oportunidad de expresarse y
sentirse entendidos y escuchados.
Es probable que
nuestro trabajo como maestras en el momento de formar niños con una
autoestima alta sea más determinante de lo que pensamos, porque
podemos encontrarnos con niños que no tengan los mejores reflejos en
sus hogares, por lo que debemos ofrecerles un ambiente de amor, de
honestidad, de respeto, de autenticidad y de aprecio. De esta manera,
pasarán a disfrutar de la confianza para poder mostrar su propia
individualidad.
Una vez que
nosotras como maestras logremos esto, el proceso de enseñanza y
aprendizaje se dará de una manera más exitosa y formaremos futuros
adultos que serán productivos para la sociedad en todo sentido,
capaces de tomar decisiones y de crear sus propias nuevas familias,
asegurándonos que esa autoestima será “transmitida” a próximas
generaciones: porque el que tiene PUEDE DAR.
A esto se refiere
el autor con el título del libro “Mi Niño Feliz”, (en inglés
“Your Child’s Self-Steem”) volviendo otra vez a la frase citada
de Aristóteles. Si un niño se quiere a sí mismo, será feliz
porque podrá lograr lo que se propone, establecer vínculos con
otras personas, expresarse con seguridad y poder adaptarse al cambio.
Debemos tomar en
cuenta todas las recomendaciones que nos da el autor en este libro y
aseguro que seremos recordados por miles de niños como las mejores
maestras del mundo.
 |
Dorothy Corkille Briggs |
Conclusiones En
el libro “Mi Niño Feliz”,
de Dorothy Corkille Briggs,
la autora nos da todas las herramientas y estrategias que podemos
necesitar como futuros padres y maestras para lograr que todos los
niños que dependan de nosotros puedan desarrollar los niveles más
altos de autoestima. Nos ayuda a darnos cuenta de posibles errores
que cometemos dentro del aula con niños que probablemente solo están
en busca de la aprobación del adulto. Pero no solo esto, sino que
además nos ayuda a mejorar nosotras como personas para influir en el
niño de forma positiva.
Como lectora, me
sentí identificada con ciertos ejemplos, comentarios y
características, y es esto lo que hace que verdaderamente el libro
nos marque y podamos llevar a la práctica todo lo que aprendemos
aquí. Debemos aceptar las diferencias, saber que cada niño tiene
algo que ofrecer, entender que nosotras (las maestras) somos sus
modelos y manejar con éxito ese modelaje.
Es impresionante
cómo podemos influir en un niño. Si nos damos cuenta de esto a
tiempo, podremos lograr maravillas en él, ayudándolo a que pueda
tener la mejor de las vidas de una manera feliz y satisfactoria.
Le
recomiendo este libro fuertemente a todos los adultos que tengan en
sus vidas a pequeñas personitas para ayudarlos a hacer su “trabajo”
de la mejor manera posible y se puedan dar cuenta de lo mismo que yo:
que cada persona, desde que nace, es importante solo por el hecho de
existir y necesitan saberlo.
Maruxa
El artículo con el punto de vista no es mío, sólo dos cosas: el libro es precioso y me lo dio fotocopiado un amigo recién separado. Lo segundo es decir; eso sí es de mi cosecha, el fundamental la Autoestima para todos los seres humanos hasta el final de sus vidas, pero en los críos que es cuando va naciendo poco a poco la Identidad que se cristalizará al finalizar la Adolescencia (habiendo estructurado un tipo de personalidad no porque cumplan 17 años, hay ancianitos que no la pasaron y tendrían que pasar la Adolescencia).
ResponderEliminarPues bien, en la evolución hasta la identidad y su creación dinámica es importantísimo la positividad de la Autoestima según sea la persona y sus valores.
Pensemos que cuando hay una depresión cuando vemos que podría caer en ella lo primero que apuntalamos los clínicos es la Autoestima, dejar caer la autoestima es dejar caer emocionalmente a la persona.
El apuntalamiento es desde lo que es la persona, el Yo Mismo. Por todo ello aconsejo leer El Niño Feliz porque es clarito y útil hasta decir basta el libro y por si fuera poco es muy ameno. Todo aquel que esté separado que tenga un hijo, estando casado o como sea siempre debería leer el libro para comprender lo importante y lo que hay que hacer con los críos y con nosotros mismo cuando tenemos agobio vital. Cuidar nuestra propia Autoestima. Un saludo a todos Maruxa
En mi blog hice algún artículo sobre la Autoestima, si alguien desea ampliar, puede hacerlo en mi blog. artecienciaymaltrato. Un saludo a la gente y amigos de José Ferrer Blasco. Maruxa Oñate Dra. en Psicología Clínica Nº de Colegiada M-1407