Escrito por Juan Moisés de la Serna, Doctor en Psicología, Master en Neurociencias y Biología del Comportamiento
El acoso escolar o bullying, que se ha agravado con la sensación de impunidad que proporcionan las nuevas tecnologías, tiene graves consecuencias para los afectados. Evitar los abusos es cosa de todos.
Acoso escolar o bullying
El acoso escolar o bullying es una situación abuso o maltrato –físico o psicológico– mantenido en el tiempo, sufrido por un menor y realizado por uno o varios de sus compañeros, todo ello dentro del ámbito académico. Se trata de una práctica que está generando una preocupación creciente en nuestra sociedad, debido al aumento de los casos detectados, y a que sus efectos permanecen en el tiempo, habiéndose constatado casos de suicidios por su causa.
Agresiones físicas, como golpes, zarandeos o zancadillas, pero también psicológicas como coacciones, hostigamiento, insultos o amenazas, son las armas que suelen utilizar los acosadores para menoscabar la voluntad y la autoestima del acosado, así como para facilitar los sentimientos de exclusión, marginación y aislamiento social; mientras que el agresor se siente reforzado en suautoridad en detrimento de su víctima.
El acoso escolar suele abarcar únicamente las agresiones entre iguales –y no aquellas que se produzcan por parte de un profesor o padre a un pequeño–, incluyendo en este tipo las conductas de los niños mayores en edad o curso hacia estudiantes de cursos inferiores; igualmente, se incluyen las conductas agresivas que se llevan a cabo fuera de las inmediaciones escolares, pero que se producen entre compañeros.
Bullying, un problema mundial
El acoso escolar o bullying es un problema global que afecta a todos los países, y que se suele dar principalmente entre los 12 y los 16 años; en algunos países se ha calculado que el porcentaje de menores afectados, ya sea por agresión física o verbal, es de uno de cada tres alumnos, como en el caso de México o Brasil, mientras que en otros países este porcentaje se eleva a uno de cada dos, según datos de la UNESCO.
Esta situación se está agravando y generalizando en los últimos años debido también al mayor acceso a la tecnología por parte de los menores, ya sea en el uso de Internet, o de dispositivos como los teléfonos inteligentes, lo que está propiciando una nueva modalidad de acoso, denominada ciberbullying o ciberacoso, donde existe un mayor sentimiento de impunidad por parte del agresor.
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Consecuencias del acoso escolar o bullying
El primer síntoma que provoca el acoso escolar obullying en los afectados es precisamente que no quieren ir al colegio, para evitar ser objeto de abuso y maltrato por parte de sus compañeros. Se produce así una pérdida de interés por realizar actividades relacionadas con el centro educativo, y el rendimiento escolar y, consecuentemente, las calificaciones, se ven afectados de forma significativa, hasta el punto de que la víctima puede llegar a tener que repetir curso por ello.
Con posterioridad, y debido al acoso prolongado, se van a producir otra serie de consecuencias como son:
- Síntomas asociados al estrés continuado, comoansiedad, problemas para conciliar el sueño, irritabilidad, y ataques de ira sin que medie causa que lo justifique.
- Síntomas asociados a la baja autoestima y a ladepresión, como pérdida de apetito, falta de interés por las actividades que antes le resultaban atractivas (anhedonía), comportamientos de evitación de situaciones sociales –lo que le puede llevar a encerrarse en casa–, y llanto continuado.
- Síntomas somatizados, como dolor de barriga, pecho o cabeza, náuseas y vómitos.
También se ha observado que estos pequeños cuando crecen pueden convertirse a su vez en maltratadores de otros compañeros de menor edad, o incluso de su pareja. Estas secuelas van a hacer que al llegar a adulto tenga:
- Más riesgo de consumir sustancias ilegales.
- Mayor propensión a participar en peleas o a llevar a cabo actos delictivos.
- Tendencia a no responsabilizarse de las consecuencias de sus actos.
- Falta de empatía, por lo que no tienen en cuenta los sentimientos de otras personas.
- Problemas a la hora de establecer relaciones con los demás, sobre todo en la intimidad.
Todo lo anterior se debe al efecto que produce en el acosado una situación de amenaza y coacción continuada en el tiempo, en una época tan delicada como es la de la formación de la personalidad y de las primeras experiencias con el sexo contrario.
Consejos para prevenir o corregir el acoso escolar
Actualmente se están implementando medidas desde las instituciones educativas, tanto para prevenir el acoso escolar o bullying, como para concienciar a los posibles implicados, facilitar las denuncias, y evitar que siga manteniéndose la conducta de acoso. Para ello, lo primero que hay que hacer es comunicar el hecho al centro educativo para que tenga constancia de la situación y busque una solución para cortar el círculo vicioso del acoso.
Esta comunicación se puede realizar tanto por parte del alumno afectado o sus padres, como incluso por los propios profesores. Para ello, algunos centros ofrecenformación sobre cuáles son las manifestaciones o síntomas más habituales que pueden alertar a los docentes de que en su clase se está produciendo algún caso de acoso; aunque para evitar ser descubiertos, es frecuente que los acosadores hostiguen a sus víctimas fuera de las instituciones educativas para que no haya testigos, lo que dificulta la detección del problema.
A parte de la intervención terapéutica, tanto sobre el menor acosado como sobre el acosador, la medida más eficaz para romper este círculo vicioso del acoso, es la separación de acosado y acosador con un cambio de clase o de centro educativo. Sin embargo, es fundamental realizar una intervención terapéutica sobre el acosador, ya que si no se hace nada al respecto, buscará a otro chivo espiratorio sobre el que iniciar una nueva cadena de abusos.
Consejos para los padres de la víctima de acoso escolar
En el caso de que los padres aprecien cambios en su hijo, o le noten triste o preocupado, pero todavía desconozcan la existencia de la situación de acoso, se aconseja lo siguiente:
- Deben de escuchar a su hijo sin juzgarlo; si el menor viene a casa diciendo que se ha peleado o que le han pegado, no tienen que recriminarle por ello ya que, si lo hacen, la próxima vez no dirá nada.
- Es conveniente que de vez en cuando le pregunten sobre sus relaciones en la escuela, y no sólo sobre la evolución de sus calificaciones, de forma que puedan detectar si tiene alguna dificultad en sus relaciones con sus compañeros.
- Es aconsejable hablar periódicamente con el profesor o tutor del pequeño, para interesarse sobre cómo van sus estudios, pero también informarse sobre qué tal le va con el resto de sus compañeros.
- Una vez que se detecta que algo no va bien, hay que tratar de hablar con el niño, con el tutor o con el profesor, de forma que se esclarezca la situación.
Cuando ya se conoce que existe acoso, las medidas que deben adoptar los padres son:
- No minimizar ni menospreciar los percances que su hijo pueda sufrir en la escuela, pensando que es una chiquillada, o que con el tiempo se resolverá espontáneamente.
- Tratar de proteger al menor de las situaciones en donde se produzca el acoso, por ejemplo de vuelta a casa, recogiéndole a la salida de la escuela.
- Hacer que el niño se sienta cómodo, de forma que pueda comentar siempre que quiera o lo necesite, tanto lo que le pasa, como lo que le hace sentir, ya que es en este segundo aspecto donde se puede intervenir.
- Procurar que el pequeño no pierda el curso, ayudándole si es necesario con clases particulares, ya que ver cómo los demás progresan y él no, iría en contra de su autoestima.
- Llevarle a un orientador o psicólogo para que reciba ayuda terapéutica, no con la idea de que el menor tiene un trastorno psicológico, sino precisamente para evitar que lo pueda desarrollar en un futuro debido a la situación que se ve obligado a sufrir.
Consejos para los profesores ante el acoso escolar
La intervención de los profesores es muy importante a la hora de detectar y corregir una situación de acoso escolar, por ello deben:
- Estar atentos a los cambios en el rendimiento de sus alumnos, tanto en cuanto a atención en clase como a sus resultados, ya que son uno de los índices más claros de que algo no funciona como debiera.
- Observar si algún niño se queda aislado dentro de la clase; es decir, no interactúa con los demás, pues será signo de que algo le sucede en el ámbito de las relaciones sociales.
- No permitir dentro de su clase, ni en su presencia, que se rían de ninguno de sus alumnos, pues eso puede ayudar a reforzar el sentimiento de grupo en contra de uno de ellos.
- Evitar que se produzcan tensiones o competencias no sanas entre compañeros, ya que pueden facilitar la aparición de situaciones de acoso fuera del aula.
- Tratar de elogiar a los alumnos por igual, ya que el reforzamiento sobre uno o unos pocos puede hacer florecer los celos del resto, pudiendo convertir así a los primeros en objeto de envidia para el resto del grupo.
- Frenar cualquier tipo de agresión, mediante indicación verbal y, si se repite, remitiendo el caso a la dirección o al orientador para que intervenga, de forma que no entorpezca el normal desarrollo de las clases.
Consejos para los amigos de una víctima de acoso escolar
Perfil del acosador escolar
Una de las mayores dificultades que se encuentra el profesional de la salud o terapeuta que trata de realizar una intervención sobre el acosador escolar es descubrir qué es lo que dio origen a esa conducta; además, la falta de conciencia de estar haciendo algo indebido va a ser el mayor obstáculo tanto para pedir ayuda terapéutica, como para que cuando se le asigna la puedan asumir y resulte eficaz.
En algunos casos el origen de la conducta de acoso escolar o bullying proviene precisamente de haber sufrido malos tratos o acoso él mismo por parte de otros compañeros y, en ocasiones, de haberlo sufrido en su propia casa, y que la violencia que ejerce ahora contra otros sea la forma en que exterioriza cómo se siente al respecto. Pero otro motivo puede ser también la frustración que le provoca un deficiente desempeño académico, que le empuja a poner en su punto de mira a un compañero con más éxito en los estudios –al que considera un empollón–, haciéndole así objeto de su acoso.
La personalidad del menor acosador se va reforzando en su deseo de quedar por encima de otros, a la vez que siente una acuciante necesidad de conseguir la aceptación social, por lo que dicha conducta le va a ir formando como persona y se mantendrá durante la edad adulta, en la que este tipo de individuos se suelen caracterizar por tener una baja capacidad de empatía, problemas en las relaciones con los demás –sobre todo en la intimidad–, un escaso nivel de frustración, sin apenas control de sus emociones, y una acusada tendencia a no responsabilizarse de sus actos.
Es muy importante corregir esta conducta desde que el niño es pequeño cuando los padres o profesores se dan cuenta de alguna conducta agresiva por su parte. En estos casos siempre hay que intervenir, no tanto para regañarle y reprenderle por su actitud, como para educarle y enseñarle a expresarse sin agresividad y tratando a los demás con el mismo respeto con el que quiere que le traten, y haciéndole entender que hay otros modos de hacer las cosas, sin molestar al resto.
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